Microrelato (I)

 Risas y Risas

Entre risas infantiles y secretos susurrados, mi hermano y yo tejíamos un vínculo inquebrantable. Con ocho años, veía en él a mi protector, el faro que iluminaba mis días grises. En nuestro mundo compartido, mi hermano me guiaba a través de aventuras imaginarias y consolaba mis lágrimas. En su cumpleaños, le regalé una pulsera de cuerdas hecha por mí, con un lazo que simbolizaba mi admiración por el. A medida que crecíamos, ese lazo resistió las batallas de adolescentes, transformándose en un cimiento sólido. Aunque los caminos divergieran, el amor que tenia por el perdura, eterno como la infancia.

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